Más que nada, el infame rapado de cabeza de Britney Spears en 2007 fue una respuesta al sentimiento de que todos querían un pedazo de ella. En ese momento, la joven de 25 años estaba en medio de su divorcio de Kevin Federline y la posterior batalla por la custodia de sus hijos pequeños Sean y Jayden. Como resultado, la estrella pop, que no era ajena a la vida en el centro de atención, estaba bajo más escrutinio que nunca."Me habían observado mucho mientras crecía", escribió la mujer que ahora tiene 41 años en un extracto de sus memorias The Woman in Me que proporcionó a People. "Me habían mirado de arriba abajo, la gente me había dicho lo que pensaban de mi cuerpo, desde que era adolescente. Afeitarme la cabeza y comportarme mal eran mis formas de contraatacar".
En los meses posteriores a su corte de pelo, Britney continuó apareciendo en los titulares con varios comportamientos aparentemente erráticos, incluido atacar con un paraguas una camioneta que transportaba paparazzi, salir corriendo a las farmacias a medianoche y, en enero de 2008, encerrarse en su baño con su hijo Jaden de entonces 16 meses. Finalmente se llamó a las autoridades y la ingresaron en un hospital con una suspensión psiquiátrica 5150, y un mes después, a Jamie Spears se le concedió una tutela temporal sobre Britney, que duraría 13 años.
En sus memorias, que se publicarán el 24 de octubre, la cantante de "Toxic" detalla las muchas formas en que la tutela afectó su vida. "Bajo la tutela me hicieron entender que esos días ya habían terminado", escribió. "Tuve que dejarme crecer el cabello y volver a estar en forma. Tuve que acostarme temprano y tomar cualquier medicamento que me dijeran".
Tomado de: www.eonline.com
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