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Los constantes menosprecios de la hija de Michael Jackson a Ester Expósito durante un desfile

La actriz Ester Expósito, con raíces en la localidad gallega de Viveiro, vivió hace unos días uno de los momentos más incómodos de su vida ante las miradas de medio mundo. Fue en la playa de la Barceloneta, donde la intérprete acudió para participar en el último desfile de la marca española Desigual, de la que es imagen de marca. Y allí le tocó sentarse, en primera fila, con la otra representante de la empresa de moda: Paris Jackson, hija de Michael Jackson.


La española llegó al sitio que le habían asignado y nada más llegar, le tendió la mano a la modelo estadounidense, que, tras mirar fijamente para ella con media sonrisa, le devolvió el saludo. Fue toda la interacción que Paris Jackson tendría con la actriz, a pesar de estar en todo momento sentadas una al lado de la otra.


Tras ese saludo inicial, la intérprete de Élite se volteó un momento para dirigirse a otra persona y, cuando se volvió de nuevo para mirar a su compañera de grada, Paris Jackson le respondía con la más sonora indiferencia, a pesar de los constantes intentos de Expósito de llamar su atención para interactuar de algún modo con ella.


La expresión corporal de Paris Jackson ya lo decía todo. Sus piernas, cruzadas en dirección a la actriz, actuaban como un invisible obstáculo insalvable entre ambas. Ester, aún así, no dejó de intentar entablar contacto visual. Cuando la norteamericana se giró hacia ella para aplicarse crema en las manos, la española, sonriente, mantuvo la mirada, casi desafiante, pero ni así consiguió captar su atención. La hija del rey del pop se las apañó, una y otra vez, por evitar que sus miradas se cruzasen.


La incomodidad era palpable. Y la única vez que la modelo pareció dedicarle algo de atención a Expósito fue cuando creyó, por error, que la española había cogido un bote suyo que era suyo.


La actriz de Élite, aunque incómoda e incrédula por el momento «tierra, trágame» que le estaba tocando vivir, se lo tomaba con humor, como en el momento en el que los fotógrafos les pedían posar juntas para la cámara, y Expósito sonreía con complicidad e impotencia ante la actitud altiva y desinteresada de su compañera.




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